
OBVIAMENTE CADA QUIEN TIENE DERECHO A PENSAR Y CREER LO QUE A UNO QUIERA!!!
¿Cómo nació la astrología?
La astrología propiamente dicha tuvo su comienzo en Babilonia hace 5.000 años, una época en la que, debido al desconocimiento de la práctica totalidad de las características del Sistema Solar y del universo que conocemos hoy en día, se creía que el cielo y las estrellas eran divinos, y que cualquier cambio en éstos influiría en el mundo terrenal. Era un sistema arbitrario de lectura de 'señales' (la posición de los astros en el cielo en determinados momentos) que presagiaban el destino de reyes y reinos. Los egipcios perfeccionaron un sistema diferente, de manera que los ángulos entre los planetas establecían 'presagios'. Muchas otras civilizaciones antiguas, como los mayas, chinos, etc. desarrollaron de forma independiente otros sistemas similares. Como ya hemos comentado, en aquel momento se ignoraban la mayor parte de las leyes físicas, y entonces se buscaban explicaciones no racionales: los astros presagiaban el futuro.
Posteriormente, los griegos combinaron los sistemas babilónico y egipcio, creando una "filosofía del universo". En el siglo II d.C., Claudio Ptolomeo, en su libro Almagesto, describe un sistema de "casas", que dividía la zona cercana al plano de la eclíptica (la región de la bóveda celeste por donde se mueven el Sol y los planetas, en su movimiento aparente) en doce sectores. Cuando el cristianismo prevaleció en el Imperio Romano, se comenzó a combatir tímidamente a la astrología. San Agustín, obispo de Hipona entre 395 y 430 d.C., condenó la astrología porque "absolvía a los pecadores y le atribuía las culpas al Creador y Gobernante del cielo y las estrellas".
A pesar de esto, la astrología volvió a resurgir alrededor del siglo XII. Entre los siglos XIV y XVII, en pleno Renacimiento, las ideas se transformaron. Nicolás Copérnico, en su obra De Revolutionibus orbium coelestium, propuso que los planetas giraban alrededor del Sol, y no en torno a la Tierra, como creían casi todos los antiguos, incluyendo los astrólogos. Éstos últimos reaccionaron diciendo que, siendo lo fundamental las posiciones de los astros con respecto a la Tierra, el nuevo concepto del universo no los afectaba lo más mínimo. No obstante, a partir de ese momento, la astrología inició un cierto declive. Incluso el papa Pablo V condenó la astrología en 1612. A pesar de ello, mucha gente de esa época era ignorante, muy crédula y supersticiosa: creía en los horóscopos y la magia, y utilizaba talismanes para protegerse. Además, a finales del siglo XVI todavía se impartía la astrología en algunas universidades españolas.
En septiembre de 1975, 192 científicos (entre los cuales figuraban 19 galardonados con el Premio Nobel), firmaron una declaración en la que se afirma: « Es sencillamente un error imaginarse que las fuerzas ejercidas por las estrellas y los planetas en el momento del nacimiento puedan determinar de manera alguna nuestro futuro. Tampoco es cierto que la posición de los astros determine que ciertos días o períodos sean más favorables para ciertas acciones, o que el signo bajo el cual se nace decida la compatibilidad o incompatibilidad con otras personas. »
Es decir, la astrología no tiene ningún fundamento científico, e incluso se ha convertido en un fraude, ya que muchos desaprensivos e incautos no tienen problemas en pagar una cantidad elevada de dinero para que un pícaro que se hace pasar por astrólogo pueda disfrutar de unas buenas vacaciones.
Miguel Ángel Sabadell, un conocido astrofísico español, se pregunta: "¿Por qué el amoniaco de Júpiter puede influir en nuestro carácter y el que tenemos en el armario de la cocina no?" Otro dato curioso: el médico obstetra ejerce una atracción gravitatoria sobre el recién nacido seis veces superior que la que ejerce sobre el mismo el planeta Marte.
La supresión del signo de Ofiuco es completamente arbitraria. De hecho, el Sol transita durante 19 días al año por esta constelación (mucho más que los ocho días que pasa en Escorpio), por lo que debería haber 13 constelaciones zodiacales. Por tanto, los nacidos entre el 29 de noviembre y el 17 de diciembre son Ofiuco, no Escorpio ni Sagitario.
La fe en la astrología y en el horóscopo es un amargo trago que debemos resistirnos a aceptar. No debemos seguir pensando como hace miles de años, cuando no disponíamos de grandes conocimientos científicos. En nuestra época no debemos ser tan ingenuos como para pensar que el destino de la humanidad se decide en la bóveda celeste. Nuestro destino se decide por el esfuerzo constante, y siempre apoyándonos en la razón y la ciencia.
Según la Sociedad Norteamericana de Estudios Sociológicos y Sociales: "La fe en la astrología es perjudicial, pues fomenta la evasión de los problemas permanentes de la vida real". Por su parte, Carl Sagan, un respetado científico y escritor, afirmó: "Se observa un renovado interés por las doctrinas anecdóticas, como la astrología. La amplia aceptación de la que gozan trasluce una falta de rigor intelectual y una grave carencia de escepticismo. Son filigranas de la ensoñación."
Mientras la ciencia investiga seriamente los grandes enigmas del universo, otros explotan la ingenuidad y la ignorancia de la gente. Los seres humanos debemos procurar superarnos con nuestro esfuerzo. Nosotros somos los únicos responsables de nuestro futuro, y no los astros.
Se permite la reproducción de este artículo con fines educativos. Agradecimientos a Hebert Pistón Rodríguez, miembro de la sección Coordinación Local de Enseñanza y Divulgación (La Paz, Uruguay), que ha redactado la mayor parte de este artículo.
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